“No tengo ese defecto tan común de juzgar a los demás según yo soy. Creo fácilmente cosas distintas a las mías. Por sentirme comprometido con una forma, no obligo a ella al resto del mundo, como hacen todos; y creo y concibo mil modos de vida opuestos; y al contrario de lo normal, acepto más fácilmente la diferencia, que el parecido entre nosotros. Descargo todo lo posible a un ser de mis condiciones y principios considerándole simplemente en sí mismo, sin relación alguna, reconstruyéndolo según su propio modelo”.

 

“Del joven Catón”, en Ensayos I, de Michel de Montaigne (Cátedra, 1985)